miércoles, 16 de noviembre de 2011

Justin-Doobie-Doo y el Misterio tras las Gafas

Ahora que acaban de coronar a Justin Bieber como el rey del pop (teen-pop, que dicen los entendidos) de la música actual por obra y gracia de los MTV Europe Music Awards, nos viene que ni al pelo señalar el enorme parecido, digno de Coincidencias Trastornadas, entre este joven cantante canadiense y Velma Dinkley, componente de la banda Misterios S.A. (= "muchachos entrometidos" de estética hippie + Gran Danés miedoso), surgida en 1969 en la teleserie de animación Scooby-Doo.

La buena de Velma es considerada como la intelectual del grupo. Sabe interpretar todo tipo de jeroglíficos, y suele ser la responsable de desentrañar la clave del misterio del episodio de turno. Como Sherlock Holmes hiciera con la leyenda del sabueso de los Baskerville, Velma demuestra que la creencia en los fantasmas es producto de los temores más irracionales del ser humano, y que la lógica, la deducción y el sentido común explican siempre la realidad.

Los muchachos de Misterios, S.A. leyendo
el diario íntimo de Justin Bieber
Enfundada en sus sempiternos jersey holgado anaranjado de cuello largo, minifalda plisada y calcetines rodilleros, y calzada con un coqueto par de maryjanes, Velma no ha pasado a la Historia como la más popular de la banda. El carismático Fred, que parece sacado de los Beach Boys; Daphne, pelirroja yeyé con sus medias de color; Shaggy, melenudo y desgreñado hasta extremos perriflauteros, o el propio sabueso asustadizo que da nombre a esta popular serie de la factoría Hanna-Barbera se han ganado mayores simpatías por parte del público. Pero que nadie se lleve a engaño: esta cuatrojos un tanto chicazo y con ínfulas de Doña Perfecta tiene su punto cómico, y éste reside en su facilidad a la hora de perder las gafas, llevándola a equívocos dignos del ibérico Rompetechos.

Por otro lado, la enorme popularidad de la estrella juvenil de la canción es tal que incluso su característico peinado es conocido como el "Bieber", semejante al que lucía Zac Efron en la exitosa trilogía cantarina de la factoría Disney High School Musical, posiblemente el peinado adolescente más influyente en la primera década de este nuestro siglo. Ese flequillo tapifrenti no ha sido lo único que han compartido estos dos jóvenes artistas. También cierto toque asexual en su imagen, asimilándoles a un par de angelotes recién caídos del cielo para delicia de toda abuela/madre/adolescente con aparato que se precie. Punto éste el de la asexualidad perfectamente asumible, desde luego, en la persona de la propia Velma Dinkley, aunque sin los mismos "adorables" resultados.

La meteórica carrera de Justin, auspiciada gracias a unos padres de los que cuelgan en YouTube las grabaciones de sus niños de hasta cuando se meten el dedo en la nariz, continúa en ascenso, y el hecho de que a tan corta edad ya haya estrenado un exitoso documental celebrando sus bondades artísticas da buena prueba de ello. Documental este Never Say Never de, presuntamente (pues no hemos tenido el gusto), alto contenido no apto para sensibles, ya que ha provocado las lágrimas del mismísimo vocalista de los Red Hot Chili Peppers, Anthony Kiedis.

Quizás solo Velma y sus amigos sean capaces de descubrir la razón por que a este muchachote de 17 años aún no le ha cambiado la voz. Y por qué decidió colocarse en un estreno cinematográfico ese par de enormes gafotas à la Dinkley sobre la nariz. ¿Un burdo intento el de este jovezno por resultar enigmático y misterioso? Si fuera el caso, le recomendamos al joven Bieber la lectura del delicioso -como no podía ser de otra forma- cuento de Oscar Wilde "La esfinge sin secreto", en el que el genial autor irlandés hace unas memorables observaciones sobre la diferencia entre el serlo y el pretenderlo.