miércoles, 30 de mayo de 2012

Prehistoria Fashion

Podría decirse con pocas probabilidades de equivocación que estamos viviendo la era más pija de la Historia de la Humanidad: un aluvión de anuncios vía televisión, cine, vallas publicitarias, revistas, periódicos, internet, etc., tratan de convencer a las mujeres de que necesitan como el respirar lo último en bolsos, tacones, cinturones, collares, bragas, medias, blusas, pulseras, pendientes, pashminas... y así un no parar. Pero, ¿qué pasa con los hombres?

No se puede decir, desde luego, que las grandes marcas no se preocupen por el público masculino. Sin embargo, mientras que en el caso de las féminas las modas evolucionan por temporadas, y así unas veces se lleva más la falda plisada que la lisa y estampada, o un maquillaje imaginativo frente a una imagen más natural, en el de los hombres la moda parece haberse quedado estancada. Y así, lo más elegante en la actualidad es llevar un esmoquin... es decir, lo mismo que hace 80 años. Pero entonces llega el bueno de Marc Jacobs y propone un atuendo muy diferente al habitual: el polo alargado o polo falda -llámenlo como gusten-, que deja al que lo ve patidifuso nada más verlo.

Sospechamos aquí en Coincidencias Trastornadas que no han sido los "musos" escoceses con sus kilts los que han influido en el diseño chez Jacobs, sino el simpático atuendo del aún más simpático Pedro Picapiedra, el picapedrero más dicharachero de la historia de la animación televisiva. Mr. Picapiedra (o Flintstone, si nos ponemos devotos del V.O.), ha alegrado las mañanas y tardes de millones de espectadores a lo largo y ancho de este mundo. Pedro, junto a su esposa Vilma, sus vecinos Pablo y Betty Mármol, su mascota, el pizpireto Dino, y los pequeños Bam-Bam y Pebbles, han protagonizado infinidad de aventuras, ¡todo un docudrama de la Era de Piedra!, desde su aparición original allá por los 60. Aventuras que nos han descubierto una Prehistoria no solo mucho más divertida de lo que los libros de historia relatan, sino también de una estupenda calidad de vida, pues ya disfrutaban de toda la tecnología, un tanto rudimentaria tal vez, de nuestra época.

M.J., un hombre con estrella
Por su parte, el perfil de Mr. Jacobs parece el extremo opuesto: hombre de gran éxito profesional a nivel internacional, sofisticado, mundano, complejo, reivindicativo (apoya el derecho al matrimonio gay)... Vamos, que no le vemos en su amada ciudad de París, donde reside, viviendo inofensivas anécdotas domésticas como las de la familia Picapiedra. Más bien nos imaginamos a este diseñador de orígenes judíos y neoyorquinos con una copa de champán en una mano y un móvil de ultimísima generación en la otra, luciendo su cuidado palmito por las fiestas más cool en los locales más exclusivos de la vida nocturna de las más importantes metrópolis del mundo.

Parece ser que Óscar de la Renta considera a Jacobs un simple imitador. Difícil va a ser ver por la calle a muchos hombres imitando outfits tan extremos como el que propone Jacobs. Quién sabe. Quizás se trate de un visionario, y esté marcando las líneas de la moda del futuro. Por si acaso, señores, vayan depilándose las piernas.