miércoles, 18 de enero de 2012

Walk On The Disco Side

¡Abandonemos aunque sea un instante el estado melancólico al que nos condena el día a día! ¡Dejémonos llevar por el ritmo vitalista y dicharachero de la música disco! Disco Stu, uno de los maravillosos personajes secundarios de la teleserie Los Simpson, parece atrapado hasta la eternidad en una sala de baile sin hora de cierre. Mueve las caderas al psicotrópico son de la música disco de los 70 embutido como de costumbre -parece tratarse de su verdadera piel- en su traje blanco (memoria perenne del mítico Tony Manero). Mientras sus enormes solapas y pantalones de campana se cimbrean al ritmo más boogie, Lou Reed, a su lado, parece petrificado en un estado más relajado, casi diríamos funerario.

Este extraordinario artista judío, proveniente de una de las bandas de rock más influyentes de la historia, The Velvet Underground (auspiciada, déjenme anotar, por el gurú del Pop Art, Andy Warhol), ha trasladado a la música todos los estados más oscuros en los que puede encontrarse el alma en sus más oscuras noches. Buen ejemplo de ello es la canción "Kill Your Sons", en la que reflejaba su experiencia en el tratamiento de electroshock para curar su bisexualidad durante su juventud. El Sr. Reed, desde luego, no parece haber estado para muchas alegrías desde entonces...

Compartamos o no con ambos su gusto por el cardado, Coincidencias trastornadas os ofrece a dos -¡y qué dos!- por el precio de uno. Y así, queridos lectores, la elección es vuestra. ¿El espiritoso y fiestero estilo retro seventies, o la música con mensaje decadente por obra y gracia de ese espléndido escritor metido a juglar llamado Lou Reed? Puede que la tónica general sea la de abandonar como alma que lleva el diablo los emponzoñados abrazos de la por otro lado plácida melancolía, y saltar con ansia casi furiosa la valla que nos separa de la ciudad esmeralda de la alegría. Pero, ¡qué caray!, uno no puede saborear la felicidad en su pleno sentido si no ha ingerido previamente unos cuantos bocados de tristeza. Así que, antes de tomar una decisión, ¿por qué no dar un paseo por el lado salvaje primero?