miércoles, 4 de abril de 2012

La galletita sonriente

¡Este mes de abril tenemos una entrada la mar de dulce! Por un lado, Miley Cirus –o Hannah Montana para los nostálgicos–, antigua (bueno, no tanto) estrella infantil de la televisión más familiar y almibarada que el tiempo ha amasado, cocinado y finalmente desarrollado hasta convertirla en toda una mujercita, o más bien mujerzota, que apunta maneras de digna heredera de su admirada Britney Spears (esperemos que sin los mismos trastornos personales…). Por el otro, la galleta de jengibre que ha sufrido la tortura más divertida en la historia del cine. Empecemos por la simpática Miley, bautizada Destiny Hope aunque conocida mundialmente por el apelativo que se ganó en la infancia apócope de "Smiley", por su sempiterna sonrisa de felicidad...

En Hannah Montana, serie de 4 temporadas que arrasó en todo el mundo, interpretaba a una ciudadana de Tennessee que se traslada con toda la parentela a Malibú y lleva la vida de toda una superheroína cantarina: adolescente anodina de día, estrella del pop en la noche. Desconocemos si entre medias rescataba gatitos abandonados o luchaba contra el crimen organizado, ya que los responsables de Coincidencias trastornadas somos legos en materia "Montana". En dicha serie, su padre/mánager estaba interpretado por Billy Ray Cyrus, padre y suponemos que mánager de la buena de Miley en la vida real. Mr. Cyrus es el insigne artífice de todo un bombazo en las pistas de baile: "Don't Tell My Heart" ("Achy Breaky Heart"). Sí, el “no rompas más mi pobre corazón…”. Habría que haber visto al Billy Ray de los buenos tiempos en la era YouTube, por comprobar si habría recibido las hordas de visitas que recibe su hija. Esta afamada ahijada de la cantante country Dolly Parton can’t be tamed… No lo digo yo, sino el título del disco que ha cambiado su imagen definitivamente. Esta ex de todo un Jonas Brother tiene una proyección de futuro más grande que Disneylandia. Y hablando de Disney...

"¡Nooo, los botones de caramelo no!"


Toda una respuesta al espíritu de las películas de la factoría del tío Walt fue Shrek, fechada en el 2001. Nuestra coprotagonista en esta entrada, la galleta de jengibre también conocida como Gingy, es uno de los estupendos personajes secundarios de la saga, robaplanos en cada una de sus intervenciones. Este curioso personaje antropomórfico nació a fines del siglo XIX en un cuento infantil estadounidense en el que huía de todo aquel dispuesto a devorarlo. Desde entonces, nuestro sufrido personajete ha corrido y corrido por las páginas de numerosas revisiones del tema hasta dar el salto a la gran pantalla como víctima de los perversos tormentos infligidos por el maléfico Lord Farquaad, hasta acabar mutilada. ¡No preocuparse! Al final del film aparecerá sostenida por un bastón de caramelo, deseando que Dios nos bendiga a todos de lo más dickensianamente.

¡Dios bendiga el mundo del entretenimiento más edulcorado, pues solo en un mundo así podrían existir Miley Cyrus y las galletas de jengibre con forma de hombrecito calvo!