miércoles, 29 de enero de 2014

La sombra de Villa

Cualquiera que haya dado, con intención o por azar, con el segundo largometraje del director español Pablo Malo tras su debut con Frío sol de invierno, por el que le fue concedido el Goya a la mejor dirección novel, se habrá llevado más de un escalofrío. Y no solo porque la cinta trate de niños (y no tan niños) de tratos con el mundo de la ultratumba -género que revitalizó hace ya 15 años (¡quién lo diría!) M. Night Shyamalan en ese rompetaquillas que fue El sexto sentido-, sino por dar con una de las coincidencias más trastornadas que los responsables de este humilde blog hayan encontrado jamás: la que une a toda una estrella del balompié actual con una pequeña huerfanita en la España de fines de los 60. 

Mónica no es una más en un orfanato con tufillo a humedad y secretos allá en los Pirineos, pues en ese caso no podría ser la protagonista del relato de la película La sombra de nadie; ella ve fantasmas... ¿qué pasa?, ¿algún problema? Todos tenemos derecho a tener nuestras aficiones, y si a la muchacha le da por ahí, quién somos los demás para decirle nada. De todas formas, más correcto sería decir que ve un fantasma: el de su compañera Laura, ahogada en un pantano de agua estancada verde que, diremos aquí, se trata del trabajo estético más logrado del film. A partir de aquí, y con la llegada de un personaje misterioso a la pequeña localidad, comenzará una trama que irá apartando velo tras velo hasta dejar en evidencia toda la verdad. 

Sobre el argumento no insistiremos más, tan solo añadir que no es éste el mejor ejemplo de este género (no hace falta traspasar fronteras: Los otros, El espinazo del Diablo, El laberinto del Fauno o El orfanato superan ampliamente en todos los niveles la cinta del Sr. Malo). El excelente reparto no está muy sembrado que digamos: Mª Jesús Valdés es una insigne actriz... de teatro; José Luis García Pérez y Vicente Romero, que por norma general están perfectos, aquí aparecen algo desvaídos; la francesa Philippine Leroy-Beaulieu, habitual en comedias, en su intento por parecer rígida, acaba resultando una caricatura de la Srta. Rottenmeier... personaje ya de por sí caricaturesco. En el saldo positivo cabe señalar la reaparición de un Andrés Gertrudix interpretando un personaje para el que parece haber nacido (y más que reiterativo en su carrera): el de rarito. Pero, para el personaje del hombre aparentemente bonachón y del que finalmente se descubren oscuras revelaciones... ¿no se podía haber elegido a otro actor que Manuel Morón, tras sus denotadas interpretaciones como el padre maltratador de El Bola, el marido con secretos de Azuloscurocasinegro, el violador en serie de La noche de los girasoles...? A este estupendo actor, como no cambie su gesto ceñudo habitual, le van a seguir cayendo todos los malvados del cine español.

Y pasamos a David Villa, popularmente conocido como el Guaje. Qué decir de personaje tan popular en nuestro país... Campeón del mundo y de Europa, ganador del Trofeo Zarra en repetidas ocasiones, máximo goleador en la Eurocopa 2008, diversas botas de plata y bronce (que suponemos, luce en estanterías y no en los pies)... Todo un triunfador que también tiene tiempo para apoyar a los mineros -hay orígenes que marcan- o la causa del reconocimiento del idioma asturiano como lengua cooficial del Principado de Asturias. ¡Incluso participó en un videojuego para ayudar a las jóvenes promesas a aprender a jugar tan bien como él! Este asturiano universal comparte un sobrecogedor parecido con la pequeña Mónica: una sombra mosquitera en la zona de la perilla, ojos de cordero degollado, boquita minúscula y cerrada -para que no entren flies-, y cejas pobladas... Vamos, que se podría llegar a pensar si en realidad el nombre de la actriz infantil Andrea Villanueva no es más que el seudónimo de un Villa cansado de dar patadas y travestido para la ocasión con ánimo de hacer realidad unos presuntos deseos artísticos.

Recomendamos al popular golpeabalones que si, en la noche, a las doce campanadas, en la quietud de su mansión, oye un ruido a su espalda, no se gire. Quizás pueda encontrarse de bruces con su sombra... ¡¡¡MÓNICA!!!